William Manchester asegura que la Europa prerrenacentista se caracterizaba por “una mezcla de guerras incesantes, corrupción, anarquía, obsesión con mitos extraños y una insensatez casi impenetrable”.
Durante ese periodo, casi nada significativo fue creado, excepto la rueda hidráulica (800) y el molino de viento (1100).
Las mentes, dominadas por el dogma de la Iglesia y la guerra santa, no se atrevían a desafiar sus posibilidades. Sin embargo, la peste negra que azotó a Europa, y la muerte de ricos, pobres y sacerdotes por igual, provocó que la riqueza se concentrara en los pocos sobrevivientes que comenzaron a invertir en el saber independiente, en la energía intelectual.
La palabra Renacimiento proviene del latín renasci, que significa “volver a nacer”. El espíritu empresarial, el deseo de bienes de consumo y, por qué no decirlo, la ambición, se convirtieron en el motor de muchas grandes obras e innovaciones (Bienes mundanales: una nueva historia del Renacimiento).
Hoy estamos experimentando una expansión más dramática del conocimiento, el capital y la interconexión de todas las cosas. Hemos sido sacudidos por una pandemia que derribó la poca estabilidad a la que algunos se aferraban para postergar decisiones de innovación estratégica. Y es que, incluso en 2020, muchos seguían iluminados solo por el fuego: las oportunidades que creaban en su entorno más cercano, las transacciones de sus puntos de venta o el talento que sus equipos comerciales desplegaban en las citas de negocios.
En el Renacimiento, las personas con una mentalidad medieval se quedaron atrás.
No nos equivocamos al reconocer que la velocidad del cambio y la complejidad multiplican el valor del capital intelectual, la capacidad de aprender, pensar creativamente y adaptarse. Esos valores del poder humano y la pasión por descubrir y crear son los que nos motivan a enfrentar los retos de las marcas que confían en nosotros. No porque tengamos todas las certezas, sino porque estamos dispuestos a enfrentar la incertidumbre como el único camino hacia el éxito.
Este año renovamos nuestra marca con la convicción de que la experiencia de nuestros cinco años ha consolidado nuestro propósito, y es que:
Nada es inimaginable. ¡Imagina eso!
Ángela